“Red Miller ha encontrado el amor de
la mano de Mandy, una fascinante mujer. Cuando el líder de una secta
irrumpa con sus monstruosos secuaces en la vida idílica de Red, a
este no le quedará más remedio que jurar venganza. Mandy se
presenta como el thriller de acción de la temporada y como la
muestra definitiva de que estamos ante un actor, Nicolas Cage, en la
cúspide de su expresión artística.”
Mandy es una jodida experiencia
sensorial, un viaje alucinógeno, en el que lo menos importante es su
contenido, ya que lo convierte a Mandy en una obra diferente e
inclasificable es su forma de presentarlo, tanto estética como
narrativamente.
El film lo podemos dividir en tres
partes claramente diferenciadas una de la otra. La primera de ella es
onírica, en la que se nos presentan los personajes de manera pausada
y existencial, una autentica delicia para el espectador. A
continuación se desarrolla la trama, una historia no demasiado
original, pero con el suficiente enganche para captar nuestra
atención. Y por ultimo tenemos unos últimos minutos de desfase con
un Nicolas Cage totalmente desfasado ofreciendo una actuación mítica
dentro de su curriculum.
Mandy ha provocado deserciones y
ovaciones a partes iguales, nosotros no tenemos ninguna duda de que
va a ocupar un puesto privilegiado en nuestro particular Top de
Sitges 2018.
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