COREA DEL SUR, 2024
TÍTULO ORIGINAL: Beomjoidosi 4
MA DONG-SEOK CADA AÑO EN SITGES
Hay películas que van al grano, y luego está The Roundup: Punishment, que directamente va al puñetazo en la tráquea. Cuarta entrega (sí, cuarta) de la saga Fuerza Bruta, y lo de siempre: violencia sin filtro, criminales más tontos que ambiciosos, y Ma Dong-seok usando su puño como una herramienta divina para impartir justicia callejera. Lo que vendría a ser el cine de mamporros en su forma más pura. Y seamos honestos: no le pedimos más. Ni lo necesita.
Ma Dong-seok ya no interpreta a personajes; interpreta a sí mismo dando palizas. Se ha convertido en un género. Una marca. Un subidón de testosterona envuelto en sudor, sudaderas negras y frases lapidarias. Aquí vuelve como el imparable detective Ma Seok-do, esa montaña de músculo con corazón de oro y cero paciencia para corruptos, matones o estafadores tecnológicos (sí, esta vez los malos son hackers... pobres ilusos).
La trama importa lo justo: hay una red de apuestas ilegales, estafas online, mafias en la sombra… pero todo es una excusa para montar un espectáculo de destrucción meticulosamente coreografiado. Los malos amenazan, huyen, disparan, gritan. Ma les responde con un bofetón que los manda al plano astral.
Las coreografías de acción siguen siendo una delicia brutal y exagerada, como si John Wick se hubiese criado en un barrio de Seúl a base de sopas picantes y peleas en callejones. El ritmo no da tregua. Aquí no hay tiempo para subtramas existenciales ni para respirar. Te sientas, y la película te agarra por el cuello hasta el final. Y, claro… Ma Dong-seok. No hay más. Es el evento. El meme. El ídolo. El puño de la justicia que no sabías que necesitabas cada seis meses.
Si vienes buscando innovación, desarrollo de personajes o una trama que no puedas anticipar desde el minuto cinco… bueno, igual no es tu día. Esto es cine de hostia fácil y satisfacción instantánea, sin más pretensiones que hacerte gritar “¡BUAAA!” cada vez que Ma lanza a alguien contra una pared.
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