BELGICA, FRANCIA, 2024
TÍTULO ORIGINAL: Else
MUTANDO A IKEA
El debut de Else parece una película encontrada en un rincón húmedo del inconsciente colectivo: muta el cine de Cronenberg y Tsukamoto en una criatura nueva, a medio camino entre la disección clínica y el delirio febril. Lo que arranca como un romance titubeante entre dos desconocidos termina atrapado en la lógica enfermiza de una pandemia que obliga a la pareja a confinarse junta… con la amenaza de que los cuerpos humanos comiencen a fusionarse con los objetos cotidianos que los rodean.
El planteamiento es brillante y perverso: ¿qué ocurre cuando lo íntimo se mezcla con lo inerte, cuando el hogar —ese espacio que debería protegernos— se convierte en un campo minado de mutaciones grotescas? Else responde con imágenes de un body horror elegante, casi quirúrgico, que se despliega con la calma de un escalpelo. No hay gore gratuito, pero sí una insistencia incómoda en la textura de la piel, el roce metálico, la lenta transformación de lo humano en otra cosa.
Sin embargo, la película nunca alcanza del todo el poder hipnótico que promete. Entre la tensión erótica y el terror biológico se cuela una frialdad que distancia al espectador, como si el propio film se contagiara de la apatía del encierro. Funciona como experimento y como fábula contemporánea, pero queda la sensación de que bajo su envoltorio bizarro late una historia demasiado contenida.
En definitiva: Else es un viaje extraño, incómodo y sugestivo, una pieza que dialoga con maestros del género pero que no siempre logra liberarse de sus sombras. Un film para paladares curiosos, aunque irregular en su ejecución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario