FRANCIA, 2024
TÍTULO ORIGINAL: Call of water
LA LLAMADA DEL AGUA
El agua lo limpia todo, pero también arrastra. En Call of Water el fantástico funciona como corriente subterránea que empuja lo realmente importante: un drama familiar en el que los monstruos son menos inquietantes que las grietas de un matrimonio y las tensiones de la paternidad.
La película utiliza lo sobrenatural como envoltorio: presencias líquidas, símbolos oníricos y un paisaje que parece querer tragarse a los protagonistas. Pero bajo esa capa de misterio lo que se despliega es un retrato íntimo de las fisuras familiares, con un énfasis claro en la figura materna. La madre emerge como fuerza inquebrantable, como motor de cuidado y sacrificio, incluso cuando todo a su alrededor amenaza con desmoronarse.
Ese subrayado constante del amor de madre por encima de cualquier otra cosa se convierte en el verdadero eje de la película. Y funciona, aunque a ratos parezca más un manifiesto que una historia: la narrativa se deja arrastrar por la necesidad de enfatizar ese vínculo, dejando de lado matices que podrían haber aportado más complejidad al retrato familiar.
Lo que queda es un film correcto, con algunos destellos visuales sugerentes y un tono que nunca renuncia a la emoción, pero que tampoco logra sacudirse cierta previsibilidad. Es cine fantástico con corazón, sí, aunque su mayor logro no está en lo extraño que propone, sino en lo terrenal que muestra.
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