ESTADOS UNIDOS, 2023
TÍTULO ORIGINAL: Mr. Crocket
CASTIGANDO A LOS MALOS PADRES
Hay películas que parecen sacadas de una pesadilla infantil emitida a las 3 a.m. en un canal maldito de televisión por cable. Mr. Crocket no solo parece eso: lo abraza. Y aunque no aprovecha del todo el potencial de su perturbadora premisa, lo que entrega es lo suficientemente raro, juguetón y sangriento como para asegurarse un lugar en el culto de medianoche.
La historia gira en torno a un misterioso programa infantil en formato VHS que aparece como por arte de magia en casas con una cosa en común: padres de mierda. El show, con estética de marionetas bizarras y animaciones retro, tiene una misión clara: castigar a los progenitores negligentes y llevarse a sus hijos a un “mejor lugar” (lo cual, tranquilos, nunca significa algo bueno).
Desde el primer minuto, la propuesta se planta con tono juguetón pero perverso, como un cruce entre LazyTown y Videodrome. El estilo visual es un homenaje retorcido a la televisión educativa de los 80 y 90: cintas rayadas, colores saturados, jingles siniestros y ese tipo de personaje que parece adorable hasta que te das cuenta de que acaba de destripar a alguien fuera de cámara.
Y aquí es donde entra el alma de la película: Mr. Crocket, el anfitrión del programa, mezcla de payaso, marioneta animatrónica y figura paternal retorcida. Con su sonrisa congelada y frases moralistas, tiene todo el potencial para convertirse en icono del terror. Da miedo, sí, pero también provoca carcajadas incómodas. El equilibrio justo.
¿El problema? La película se contiene más de lo necesario. El gore es funcional y divertido cuando aparece, pero se siente escaso para lo que promete. La premisa, con toda su carga perturbadora —niños secuestrados, castigo moral, trauma familiar—, se queda en superficie, como si el guion tuviera miedo de ir demasiado lejos. Y eso, en este tipo de cine, es casi pecado.
Aun así, hay diversión. El ritmo es ágil, la estética es coherente con su universo, y el concepto es lo suficientemente loco y único como para perdonarle su falta de profundidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario