Recién
aparecido el número 130 de The Walking
Dead, me he llevado la agradable sorpresa de que Kirkman (creador y guionista) se nos ha sacado otro as de la manga.
Justo cuando
uno vuelve a ser testigo de interesantes situaciones sobre la convivencia de
los supervivientes, y tras un buen montón de episodios de guerra (literal)
contra Negan y sus hombres, la
situación que se nos planteaba desde el episodio anterior era de las
interesantes, pero sencillas.
Alguien se
pierde, se tuerce un tobillo, está lejos de casa y nadie le va a echar de menos
a menos que se espabile en volver.
Nada nuevo.
Hasta que
llegas a las dos últimas páginas y Kirkman
nos dice "¡Eh, muchachos! ¡Vamos a cambiar un poco las reglas del juego
este de zombis!".
Por
supuesto, no lo voy a desvelar aquí, pero la cosa promete... a pesar de que yo
pondría la misma cara que Rick pone
en la splash-page final.
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