ESTADOS UNIDOS, 2015
TÍTULO ORIGINAL: Last Shift
DIRECTOR: Anthony DiBlasi
DIRECTOR: Anthony DiBlasi
PRODUCTOR: Scott Poiley, Mary Lankford
GUIÓN: Anthony DiBlasi, Scott Poiley
GUIÓN: Anthony DiBlasi, Scott Poiley
REPARTO: Juliana Harkavy, Joshua Mikel, Natalie Victoria
DURACIÓN: 90 minutos
VALORACIÓN: 7.5/10
Un oasis en un desierto, eso es lo que ha supuesto Last Shift para el cine de terror en este 2015. Esto no quiere decir que estemos ante una obra maestra del genero, de la misma manera que un oasis no deja de ser una charco de agua en medio de un árido paraje, pero nos hemos topado con ella de manera inesperada y automáticamente se ha convertido en una de las película mas reivindicables del año.
Y eso que la primera vez que supe de Last Shift mi reacción fue automática “basura, paso” y es que su poster invita a todo menos a verla, parece una mala caratula de videojuego, pero tras leer un par de comentarios positivos por la red decidí darle una oportunidad que bien mereció la pena.
Jessica Loren (Juliana Harkavy) es una policía novata que va a cumplir su primer servicio en el turno nocturno de una comisaria que cierra sus puertas ese mismo día, por lo que su trabajo se reduce a estar allí sentada y esperar que pasen las horas, o eso es lo que ella se cree. A Jessica lo de ser policía le viene en los genes, ya que su padre dedico su vida a la ley y murió en servicio cuando daba caza a los miembros de una secta satánica.
Last Shift no se anda con preámbulos y desde sus primeros minutos se dedica a crear una atmosfera claustrofóbica e inquietante que nos mantendrá con los ojos clavados en la pantalla, y es que los pasillos y habitáculos de esa comisaria consiguen crean una tensión constante en el espectador.
A ello tenemos que añadir terror sobrenatural, terror psicológico, horror visual, locura…todo ello siendo nosotros participes, conociendo las cartas desde un principio y sin la posibilidad de ayudar a Jessica, que se encuentra allí sola y desvalida sin ser consciente del mal que le acecha y acabara apoderándose de ella.
Pero al igual que el agua, elemento común que todos conocemos y sabemos su sabor, Last Shift no ofrece nada nuevo, todo lo que ofrece lo hemos visto anteriormente en otras películas y su desarrollo es previsible incluido su impactante giro final, pero esta tan bien hecho, tan bien orquestado que nos sabe a gloria, como un vaso de agua después de correr la maratón de Nueva York.
Y es que técnicamente estamos ante una propuesta notable en fotografía, banda sonora y maquillaje, sin excesos y con cierto aire a la serie B de los ochenta y noventa. Anthony DiBlasi dirige la que hasta ahora ha sido su película más completa y empieza a hacerse un hueco dentro del cine de género tras la recomendable Dread, la olvidable Cassadaga y su segmento en la antología The Profane Exhibit.
Last Shift es una pequeña película de terror que merece ser conocida ya que consigue algo muy difícil a día de hoy, inquietar al espectador sin necesidad de provocar con sus imágenes sino creando una atmósfera que nos adentra en los rincones mas oscuros de su comisaria y no nos deja escapar hasta su desolador desenlace.
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