ESPAÑA, 2002
TÍTULO ORIGINAL: Darkness
DIRECTOR: Jaume Balagueró
PRODUCTOR: Julio Fernández, Brian Yuzna
GUIÓN: Jaume Balagueró, Fernando de Felipe
REPARTO: Ana Paquin, Lena Olin, Iain Glen
DURACIÓN: 102 minutos
WEB:
VALORACIÓN: 6/10
La
Oscuridad evoca la Nada y el Caos. También va ligada al Mal. Jaume Balagueró, director y
co-guionista de “Darkness” (2002),
nos presenta la Oscuridad en cada secuencia del film: perfilando los rostros de
los actores, diluyendo los volúmenes del decorado, adhiriéndose a las acciones
y pensamientos de los personajes.
En
la casa de la historia hay algo... Algo oscuro y muy antiguo que permanece
inmóvil, escondido y en silencio. Sólo espera, agazapado en la penumbra durante
años, trazando planes. De hecho, su medio es la Oscuridad. Sólo en ella puede
manifestarse y desplazarse. E incluso toma su nombre. Y vive aquí desde que
alguien trató de invocarlo hace más de cuarenta años. Porque esta casa guarda
un secreto, un pasado abominable, un acto de maldad inconcebible... Siete
niños, gente sin rostro, un círculo que debe ser completado. Y sangre, mucha
sangre... Y una nueva familia acaba de instalarse en esta casa. Un niño
pequeño. Un padre inestable capaz de perder los nervios en cualquier momento.
Un blanco perfecto. El lugar exacto en el instante preciso.
“Darkness” no es una película que
reflexione alrededor de las pavorosas fuerzas demoníacas que nos rodean.
Asimismo, tampoco pretende ser una extravagante mezcolanza entre H.P. Lovecraft y Dario Argento, aunque la heroína de la película, interpretada por Anna Paquin, consulte un vetusto libro
ocultista similar al Necronomicón (garabateado a mano y repleto de inquietantes
grabados) o que la casa habitada por la muchacha y su familia (el centro de
abominable culto a la Oscuridad y el cubil donde ésta espera, pacientemente,
una ocasión para arrasar el mundo...) tenga un diseño tan hermético y
claustrofóbico como los góticos edificios de “Suspiria” (1977) e “Inferno”
(1980).
“Darkness” manipula sin pudor varios de los formulismos más previsibles sobre brujería, espectros, casas encantadas, sectas diabólicas e incunables versados en ciencias prohibidas, que el cine fantástico ha acuñado durante décadas, como “El legado” (Richard Marquand, 1978), “Terror en Amityville” (Stuart Rosenberg, 1979) o “El resplandor” (Stanley Kubrick, 1980).
Para Balagueró, como ya demostró en su primer largometraje, “Los sin nombre” (1999), el miedo no reside en la truculencia gratuita, sino en aquellas turbias sensaciones que nos desestabilizan emocionalmente.
“Darkness” manipula sin pudor varios de los formulismos más previsibles sobre brujería, espectros, casas encantadas, sectas diabólicas e incunables versados en ciencias prohibidas, que el cine fantástico ha acuñado durante décadas, como “El legado” (Richard Marquand, 1978), “Terror en Amityville” (Stuart Rosenberg, 1979) o “El resplandor” (Stanley Kubrick, 1980).
Para Balagueró, como ya demostró en su primer largometraje, “Los sin nombre” (1999), el miedo no reside en la truculencia gratuita, sino en aquellas turbias sensaciones que nos desestabilizan emocionalmente.
“Darkness” posee una esquiva belleza
espectral poco frecuente en el cine actual, gracias a un excelente trabajo
lumínico de Xavi Giménez y al diseño
de producción de Llorenç Miquel.
Ello se percibe en la pasmosa falta de ritmo que atenaza al relato durante su primera media hora, después del epatante prólogo, o en los efectistas golpes de sonido y/o música que salpican esporádicamente la cinta, cuya finalidad es provocar el susto fácil.
El enfrentamiento de los protagonistas con la Oscuridad es lo mejor de la película. “La Oscuridad es engañosa”, dice uno de los personajes. La Oscuridad y sus criaturas (esos seres que reptan por los techos de la mansión, las torturadas ánimas de los niños muertos o las falsas imágenes de Anna Paquin y su hermano Paul (Stephan Enquist), intentando convencer a su madre Maria (Lena Olin), de que apague el fogón de las cocina cuya tenue luz la mantiene a salvo...) intentan confundir a sus antagonistas humanos hurgando en su miedo a la muerte, a lo desconocido y a lo sobrenatural.
Ello se percibe en la pasmosa falta de ritmo que atenaza al relato durante su primera media hora, después del epatante prólogo, o en los efectistas golpes de sonido y/o música que salpican esporádicamente la cinta, cuya finalidad es provocar el susto fácil.
El enfrentamiento de los protagonistas con la Oscuridad es lo mejor de la película. “La Oscuridad es engañosa”, dice uno de los personajes. La Oscuridad y sus criaturas (esos seres que reptan por los techos de la mansión, las torturadas ánimas de los niños muertos o las falsas imágenes de Anna Paquin y su hermano Paul (Stephan Enquist), intentando convencer a su madre Maria (Lena Olin), de que apague el fogón de las cocina cuya tenue luz la mantiene a salvo...) intentan confundir a sus antagonistas humanos hurgando en su miedo a la muerte, a lo desconocido y a lo sobrenatural.
1 comentario:
Y cuando salía la señora de la primera foto? No la recuerdo!
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