ESTADOS UNIDOS, 2012
TÍTULO ORIGINAL: Bad Kids Go To Hell
DIRECTOR: Matthew Spradlin
PRODUCTOR: Brad Keller, Barry Wernick
GUIÓN: Matthew Spradlin, Barry Wernick
REPARTO: Amanda Alch, Marc Donato, Augie Duke
DURACIÓN: 91 minutos
VALORACIÓN: 2/10
En estos días a cualquier cosa le llaman comedia negra, solo hay que ver este esperpento para darse cuenta de ello. Ni comedia, ni slasher, ni thriller, lo único que he visto es a una panda de niñatos mimamos echándose sus tonterías en cara y acabando muy mal por su falta de neuronas. Encima dicen que está basada en una novela gráfica la cual no he leído pero espero que sea mejor que su adaptación al séptimo arte, aunque tal logro no es muy difícil de conseguir.
El argumento es irrisorio: una panda de
chavales de un colegio ultrapijo y ultracaro quedan castigados en la biblioteca
para que reflexionen o vete tú a saber para qué ¿no os suena de algo? Pues debería
porque es extremadamente similar al de El
club de los cinco de la cual incluso intentan burlarse pero que luego
copian casi plano por plano, aunque añadiendo muertes y un supuesto poltergeist
de por medio eso sí.
Pero aun pareciendo mentira no es solo que el argumento
sea horrible, sino el guión que lo desarrolla es tan lineal y vacio que hace
llorar al niño Jesús. Toma a la incoherencia por bandera, creyendo que así
juega con el espectador cuando este lleva media película dormido porque no hay
quien se trague tantas coincidencias y altercados que parecen sacados de la
misma mente pensante que las muertes increíbles de la saga Destino Final.
Que esa es otra, las muertes a cual más boba y
peor hecha (lo de los efectos especiales es tema aparte) llevándose la palma la
del chico negro, ole las narices del flipado al que se le ocurrió, es tan falsa
que cualquiera sin saber nada de anatomía te diría que es física, biológica y
humanamente imposible, además que dejes de fumar crack antes de trabajar que es
malo para tu salud y la nuestra.
Y la guinda de este hermoso pastel son los
actores, unos treintañeros encarnando a chavales de instituto (como es
tradición) que ponen en el asador más histerismo que saber hacer, se ve que como
mucho han hecho un curso de interpretación tres minutos antes de empezar, y con
respecto a ellos ¿es cosa mía o la chica que hace de Verónica se parece a Fairuza Balk?
Sea como sea es una total pérdida de tiempo que
si todavía os lo estáis planteando por supuesto que no da risa, aunque se dejen
la piel (es un decir) en crear flashbacks churros llenos de imposibles. Y por
cierto se me olvidaba un detalle y es que como en toda película protagonizada
por hormonas con patas que se precie, la música está compuesta por una mezcla
bipolar de rock con chunda-chunda todo a un volumen escandalosamente alto para
evitar las cabezadas que provoca todo lo demás y que por tanto llega a ser muy
molesta. Para todo lo demás, revisad otra película que hay muchos peces en el mar
más sabrosos que este.
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