Hace tiempo que ya no se respeta ningún clásico de nuestra infancia, y Bambi no iba a ser menos. Olvida los ojitos tiernos. Olvida el canto de los pajaritos. Aquí, Bambi es un monstruo de proporciones bíblicas, con dientes afilados, trauma materno irreversible y una lista de humanos a los que matar.
La premisa:
La madre muere (nada nuevo).
Bambi enloquece (normal).
Se convierte en una criatura mutante que lanza coches, revienta casas y caza humanos como si fueran venados en temporada alta.
Y sí: persigue familias en caravanas.
Dirige Dan Allen, con producción de Jagged Edge Productions, el mismo equipo que nos trajo Winnie the Pooh: Miel y Sangre.
Y como era de esperarse, Bambi: El Ajuste de Cuentas no es una broma. Es una declaración de guerra contra la nostalgia.
Bambi se une próximamente al crossover del Poohniverse: Monsters Assemble, junto a las versiones psicópatas de Winnie the Pooh, Peter Pan, Pinocho y otras pesadillas infantiles con ganas de venganza.
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