REINO UNIDO, 2016
TÍTULO ORIGINAL: K-Shop
DIRECTOR: Dan Pringle
PRODUCTOR: Adam J. Merrifield
GUIÓN: Dan Pringle
REPARTO: Ziad Abaza, Scot Williams, Kristin Atherton
DURACIÓN: 120 minutos
WEB: http://www.kshopmovie.co.uk/IMDB: http://www.imdb.com/title/tt3221544/
VALORACIÓN: 5.75/10
MUCHO PICANTE AMIGO
Los locales de kebab hace ya muchos años que se han
instaurado como una alternativa gastronómica dentro de nuestra oferta de
restaurantes a los que acudir cuando no tenemos ganas de cocinar. Es una opción
rápida y económica para esos días que apenas tienes 15 minutos para comer y
quieres quedarte bien lleno, pero no os ha pasado alguna vez que os ha
apetecido ir a comer un durum y la persona con la que estabas ha soltado el típico
“yo ahí no voy que a saber de que esta hecho eso”. Para todos ellos K-Shop es la película ideal!
La acción se desarrolla en una de las zonas de ocio más
concurridas de Londres. El espectáculo que vemos allí es dantesco pero por
desgracia ya lo conocemos de las visitas de los jóvenes ingleses a zonas turísticas
españolas como Lloret o Magaluf: perdidas de conocimiento, vómitos, peleas,
sexo en público… y cientos de actos incívicos con los que parecen divertirse
tras una masiva ingesta de alcohol y estupefacientes.
En el núcleo de ese infierno nos encontramos con Salah un joven estudiante universitario
que en sus ratos libres ayuda a su padre en el negocio familiar, un humilde
kebab. Todo se derrumba en el momento en el que el padre de Salah fallece tras un incidente con un
grupo de borrachos y él debe de hacerse cargo del negocio y aparcar sus
estudios. La ira y la impotencia contenida se ven liberadas en el momento en
que un cliente fallece por accidente y decide convertirlo en sabrosa carne de
kebab. A partir de este momento Salah
se convertirá en un carnicero con una clara misión, alimentar a los imbéciles con
imbéciles.
La actuación de Ziad Abaza
como Salah es muy solvente,
sobretodo en la evolución de un personaje en busca de venganza que no duda en
recurrir al sadismo para saciar su ansiedad y encontrar la paz. También destaca
Scot Williams que da vida al villano
del film, un ex concursante de Gran Hermano que quiere convertirse en el rey
midas del ocio nocturno londinense, un personaje al que no cuesta demasiado
cogerle tirria y desearle lo peor.
La película intenta transmitir un mensaje de crítica social
hacia la juventud actual, la generación Gran Hermano que solo le importa la
fiesta, la imagen y poder acudir al local de moda para sentirse importe
mientras destrozan sus pocas neuronas inundándolas en alcohol.
K-Shop comienza con buen ritmo y rápidamente consigue engancharte con su historia de venganza, su macabro humor negro y sus escenas de casquería. El problema es que una vez que se establecen las bases de la película avanza dando tumbos y pierde su visceralidad en subtramas que no aportan nada a su desarrollo y con personajes como su joven ayudante o la gerente de un hotel de mala muerte que ocupan minutos en pantalla con más pena que gloria.
K-Shop comienza con buen ritmo y rápidamente consigue engancharte con su historia de venganza, su macabro humor negro y sus escenas de casquería. El problema es que una vez que se establecen las bases de la película avanza dando tumbos y pierde su visceralidad en subtramas que no aportan nada a su desarrollo y con personajes como su joven ayudante o la gerente de un hotel de mala muerte que ocupan minutos en pantalla con más pena que gloria.